San Valentin (2022)

No puedo recordar la última vez que escribí algo para San Valentin, y al parecer, como todas esas cosas importantes que quedan guardadas por mucho tiempo, sospecho que en las mudanzas de los escritos de un sitio a otro se han perdido, pero bueno, eso ya es historia antigua.

Comenzaré por decir que este fue el segundo san valentin que me toca vivir en tiempos de Covid19, lamentablemente al momento de escribir esto no recuerdo en lo absoluto que hice el año pasado (suponiendo que sí haya hecho algo), estamos viviendo una nueva normalidad donde cada quien idealmente permanece en casa por que ahora el afecto se demuestra cuidando de los demás, manteniendo la sana distancia, estando a dos pantallas de distancia.

Con el encierro voluntario (que ni tan voluntario es) hemos visto cómo la gente a tenido que admitir la tecnología en sus vidas y sus corazones para mantener la conexión con otras personas, en estos días lo que suponía algo tan sencillo como ir a la plaza, a la rotonda donde sabias que te encontrarias a los amigos ahora cambió por grupos en whatsapp, en facebook, servidores de discord, transmisiones en Twitch.

El contacto físico se vio severamente reducido, la proximidad presencial, por prudencia, por cuidar de los otros es mucho menos, pero no todo es malo o incómodo, esta necesaria distancia nos está enseñando que también se puede estar para otras personas desde la intimidad de tu habitación y aun así estar con los brazos abiertos.

Me ha tocado presenciar el boom de las apps de citas y de las redes sociales en general, que pasaron de ser una comodidad para algunos a casi una necesidad para todos, en un mundo donde uno buscaba conectar en su ciudad entramos en el amplio mar de las redes por el mundo.

A pesar de toda esta incomodidad, toda la dificultad las relaciones humanas siguen creándose, creciendo, reafirmandose, a veces pienso en eso y me recuerda cuando se ve crecer flores entre las rajaduras del concreto.

Esta misma distancia quiero pensar, nos está haciendo atesorar más los momentos que pasamos cerca de las personas que queremos, calidad sobre cantidad, aprovechar, en medida de lo posible, el momento.

Estamos aprendiendo a lidiar con la soledad física, a estar agusto con nosotros mismos porque muchas veces somos la única persona que está en la habitación.

Antes de que estuviéramos en estas épocas de pandemia ya me había tocado encontrar el amor lejos de casa, lejos de mi ciudad, me gustaría que también los demás puedan, se den la oportunidad, pensemos que el amor es el camino, no siempre el destino.

Ya en ultimo les digo por que lo estoy viviendo, dense permiso de querer, uno puede querer a los amigos, estar al pendiente, estar ahí cuando se puede, eso también es amor y siento que las personas deberíamos darnos la oportunidad vivir esa clase de amor.

Esta entrada fue publicada en Diario (periodico mas bien) y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario